0 embarazo adolescente en la Fundación Otero Liévano

El embarazo adolescente tiene profundas consecuencias sociales, psicológicas y económicas para las jóvenes madres, para sus hijos, sus familias y la comunidad.

Es una de las causas y consecuencias de la espiral de pobreza y al mismo tiempo es una manifestación de la desigualdad de género que se profundiza cuando están presentes otras vulnerabilidades como la pertenencia étnica, las condiciones socioeconómicas, la ubicación geográfica, entre otros.

Según el DANE, en 2021 se registraron 111.548 nacimientos en niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años. De estas, 4.732 (4,2%) fueron de niñas entre los 10 y 14 años. Y aunque las cifras de embarazo adolescente disminuyen año a año, sigue siendo una de las mayores desigualdades en nuestro país y ha dejado grandes heridas en muchas generaciones de colombianos.

Así lo demuestra que el 45,2% de las mujeres colombianas entre 10 y 49 años expresó que tuvo su primer hijo siendo una niña o adolescente. En particular, el 43,0% fue madre por primera vez cuando tenía entre 15 y 19 años, de acuerdo con la ECV 2020.

Según el DANE, “en Colombia, los embarazos tempranos y en adolescentes se han identificado como un fenómeno multicausal, que responde a situaciones del ámbito individual relacionadas con aspectos como bajo nivel de escolaridad, deserción escolar, desconocimiento de servicios de salud sexual y reproductiva y métodos de anticoncepción, la falta de acceso a programas de educación integral para la sexualidad, los matrimonios infantiles y las uniones tempranas, los riesgos asociados a las violencias basadas en el género y al interior de la familia y la comunidad, los imaginarios de género relacionados con la maternidad como proyecto de vida y la situación de pobreza”.

Una de las consecuencias que más nos preocupan en la Fundación Otero Liévano, es que la mayoría de las madres adolescentes no logran culminar sus estudios, limitando sus posibilidades de acceder al mundo laboral y por lo tanto a un mejor futuro para ellas y para sus hijos.

Por esa razón, desarrollamos un modelo integral de atención social a través del cual buscamos incrementar las oportunidades para el desarrollo de capacidades y potenciales de las niñas, adolescentes y jóvenes, respondiendo a sus necesidades y características particulares, dándoles las herramientas para transformar su realidad y el mundo en uno más equitativo y justo.

Con la aplicación del modelo integral, hemos logrado por cinco años consecutivos una tasa de 0 embarazo adolescente en la población atendida por la Fundación.

El modelo parte de la comprensión del individuo como un todo multidimensional y tiene como eje central a las niñas y adolescentes y a sus familias.

El Modelo Integral de Atención Social involucra estrategias para la promoción del desarrollo humano, la autonomía y ejercicio de la ciudadanía, así como estrategias de prevención frente a situaciones de riesgo.

Conozca más sobre el modelo aquí.